Fue lugar repoblado en el año 907 por el rey Alfonso III, dando éste la iglesia de San Fructuoso al monasterio leonés de San Facundo de Sahagún. 50 años más tarde sería refundado el pueblo por algunos mozárabes, de ahí el antropónimo Adda, con la iglesia de Santa Maria de la Era.
Acoge Villada en su término municipal las localidades de Villemar, Villelga y Pozuelos del Rey y en su zona hubo otros varios pueblos ya despoblados hoy día. Goza de buena plaza donde se dispuso, por privilegio real, de mercado semanal, siendo villa mercantil desde muy antiguo. Dispuso asimismo de varias fábricas de harina, tejera, fundiciones e industria textil.
Cuenta Villada con dos iglesias: la parroquia de Santa María de la Asunción, y la de San Fructuoso y de dos ermitas: la de Cristo de la Hera y la de la Virgen del Río.
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